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precariedad con acompañamiento musical

  • Aura Andrea Reyna Macías
  • Apr 30, 2021
  • 3 min read

Aura Reyna

Beethoven...los apasionados sonidos del silencio, es la primera obra que presentan muchos bailarines tras el cese de actividades en el Centro Nacional de las Artes en mayo de 2020. A pesar de ensayarse varias veces por Zoom, los ensayos presenciales no pudieron evitarse, puesto que en el baile el contacto físico lo es todo.


Los jardines del CENART se encuentran desiertos, las puertas principales están cerradas y si no fuera por un par de figuras que se vislumbran a lo lejos, al igual que un puesto de tacos canasta en la entrada, se podría decir que el lugar sigue en cuarentena.

Después de subir unas solitarias escaleras y toparse con la entrada, un par de policías atrapan el dedo de los visitantes con un oxímetro, mientras les preguntan el asunto de su visita y les aplican un ritual de sanitización tradicional.


La fila comienza a avanzar y los visitantes caminan con sus acompañantes, conforme van pasando, uno de los organizadores cuenta meticulosamente uno por uno y después de unos minutos le pide al siguiente en la fila que espere mientras acomodan a los que dejaron pasar. Mientras camina, la audiencia recibe de manera automática y casi inconsciente el gel antibacterial, el escenario vacío, techado y al aire libre recibe a los 85 asistentes y es testigo del metro y medio que se deja entre ellos.


“Esta obra comenzó por zoom, ideas, buscar música, estudiar lo que queríamos mostrar, etc... Comenzamos a ensayar y entrenar en Zoom y a partir de noviembre entramos a presencial, pues teníamos la función en diciembre. Ensayamos un mes y medio en presencial y un mes antes en zoom. En diciembre volvieron a poner el semáforo rojo y todo se canceló. A mediados de enero y todo febrero continuamos ensayando y montando en zoom. Marzo y abril lo hicimos campechano. Eso fue lo más que se pudo lograr para llegar a la función. Nos hubiera gustado estar en presencial siempre” menciona Martha Daniela Cortazar Tuñón, bailarina y una de las y los coreógrafos que participaron en la creación de la obra.


La música comienza y los bailarines salen sin cubrebocas a escena, la respiración de los bailarines acostumbrada a ser bloqueada por el cubrebocas sale con fuerza, pesadez y alivio, el golpe que provocan sus zapatillas, brazos y piernas en la tarima se vuelven parte de la melodía. La proximidad de los bailarines se desarrolla sin remordimientos ni vacilación, por 45 minutos el escenario se transforma en un vestigio de la vida antes del 23 de marzo del 2020.


-¡Bravo!, ¡Bravo!


Al final de la obra, ni los cubrebocas pueden mitigar los gritos y chiflidos de los acompañantes, familiares de los bailarines, que fueron testigos del arduo trabajo que realizaron durante meses y fueron a recoger y disfrutar el fruto de este.

La salida de los espectadores es rápida y ordenada, sólo los familiares de los bailarines se quedan esperando para felicitarlos. Salvador Sánchez, uno de los bailarines principales, es recibido con vítores y aplausos de su familia, su abuela lo abraza con firmeza a pesar de que Salvador no trae el cubrebocas puesto.

El cuerpo como instrumento de trabajo en una época de distanciamiento social le ha complicado la vida a muchos bailarines, puesto que, al igual que los restaurantes, muchas compañías de danza tuvieron que cerrar. “Hubo muchos compañeros que se quedaron sin trabajo y tuvieron que buscar otras cosas en las que trabajar o emprender. Mucha gente dejó de bailar y a otros se limitaron a ciertas actividades, las compañías cerraron... muchos nos quedamos a la deriva” comenta Tomás Reyes, roomie de Martha y bailarín de danza contemporánea.


"A pesar de ir de salida con la contingencia, la crisis sigue y seguirá, definitivamente extraño estar sin cubrebocas, además de lo cansado que es ensayar sin sentir bien tu respiración. Pero lo que más extraño es estar con mis compañeros cerca, abrazarlos y platicar a gusto y no sentir miedo al contagio” finaliza Martha. A pesar de ser una de las pocas obras que se han podido presentar de forma presencial después de un año de encierro, para muchos es un alivio y representa esperanza, puesto que al final de todo, en la danza el contacto físico lo es todo.



 
 
 

1 comentário


bernardo uribe
bernardo uribe
04 de mai. de 2021

Tienes muy buenas escenas, pero trata de tener un hilo conductor más claro, puede ser un bailarín en específico, un miembro del público, la pieza de danza o la coreografía, eso que te ayude a contar la historia completa y que puedas retomar constantemente.


Piensa en el ritmo y en los detalles esenciales, y no solo en información general.


CALIFICACIÓN: 9

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