Vasos medio llenos y medio vacíos: apertura de bares en Coyoacán
- gusgale99
- May 7, 2021
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Galeana Cázares Gustavo Alexis
Luego de que el semáforo de la Ciudad de México haya cambiado a naranja, la apertura de restaurantes, museos, cines y bares ha sido inminente. Desde el 15 de marzo del 2021, los propietarios de estos últimos se han alistado con antelación para reabrir sus puertas al público, luego de 11 meses de permanecer cerrados debido a la pandemia ocasionada por el coronavirus SARS-COV-2.

La apertura fue posible gracias al programa Reabre, cuyo propósito principal es reactivar la economía del país. Los bares en general han tenido que cambiar de giro a restaurantes, modificando su horario de apertura y de cierre, también limitando el numero de clientes que puedan ingresar al local e implementando menús digitales.
El Barón Rojo y La Bolera, son algunos bares ubicados en lo mas recóndito de la alcaldía de Coyoacán que han tenido que adaptarse a estas nuevas modificaciones para poder mantener su negocio a flote.
Para los empleados sin uniforme, pero con careta y cubre bocas de estos locales, resulta oportuno recuperar su trabajo y tener un horario de salida más prematuro al que tenían, ya que usualmente estos bares cerraban a altas horas de la madrugada. Sin embargo, por ley ahora deben cerrar en interiores a las 20:00 horas, y al aire libre a no más de las 23:00 horas.
Los meseros atienden como solían hacerlo: traen las bebidas de aquí para allá y constantemente preguntan a los clientes si todo va en orden. El lugar resulta diferente, ya que las mesas están más relucientes de lo normal debido a la limpieza constante de las mismas, el baño ya cuenta con papel higiénico e incluso gel antibacterial; pero la diferencia más notable que se percibe es la música. Los característicos DJ's que ambientaban su respectivo bar, fueron sustituidos por una computadora conectada a unas bocinas con música preestablecida, debido a un recorte de personal.
La esencia del lugar ya no es la misma, no sólo por la música sino también por el silencio abundante entre mesas, y esto se debe a que los bares sólo permiten acceso al 30% de su capacidad máxima para evitar conflictos e incidentes.
Pese a que El Barón Rojo y La Bolera no eran lugares muy populares, la clientela durante fines de semana no faltaba a su dosis de alcohol y música. Sin embargo, ahora estos locales están desérticos, no alcanzando ni el 30% de las personas permitidas.
La poca clientela que usualmente consume en estos locales se divide en dos pequeñas secciones de aproximadamente 7 personas en total, coinciden tanto en horarios que incluso han planeado levantarse y juntar ambos grupos en una mesa para conocerse entre sí, pero el bartender es muy estricto con las normas y menciona que no puede haber mas de 5 personas en una misma mesa.
Cualquiera pensaría que estos lugares al no ser tan concurridos, harían ciertas excepciones o se harían de la vista gorda ante situaciones como estas, pero nada más lejos de la realidad, ya que las normas son acatadas al pie de la letra por los empleados por ordenes del CEO. Esto se debe a que si se les levantara un reporte, tendrían que cerrar por completo un negocio que recién han podido abrir de nuevo y como consecuencia, perderían esa fuente de ingresos.
El riesgo no lo vale para ellos, ya que por muchos meses estos locales no pudieron laborar debido al cierre total de actividades no esenciales. Poder tener un ingreso fijo y la oportunidad de trabajar les brinda a los empleados de estos negocios cierta seguridad económica.
Eventualmente podrán volver a cambiar la dinámica de sus locales a como las tenían antes de la pandemia, pero por ahora, deciden aceptar que deben brindar servicios de restaurante.
Hola, Alexis, me estaba acordando las dudas que te surgieron post-entrega de esta crónica, algunas se las compartiste a Diego, pero ahora veo cómo estuvo el problema. En primera instancia puedo decirte que se ve tu reporteo, hay datos duros, un hilo conductor muy fluido y una redacción casi impecable (dos errores), muy bien, pero falta algo en tu crónica.
Me parece que podrías jugar más con la descripción: olores, qué se dice, qué más murmuran, identifican los meseros, qué dicen ellos o sus jefes (más allá de lo que estableces en el cierre de tu crónica). Creo que ese es el único pero que encuentro, siento sin algo de vida tu crónica, no está mal pero necesita el color…