La violencia como estandarte de la paz
- Aura Andrea Reyna Macías
- Apr 17, 2021
- 3 min read
Aura Reyna
La forma en que cuatro policías arrastraron, pisaron y patearon a Irene Martínez durante la manifestación contra el periódico La Prensa, el 14 de febrero de 2020, sólo la hacían pensar en su inocencia, ella sólo quería tomar fotos, estaba acompañando a una amiga y pronto comenzó a preguntarse sino terminaría en un hospital. Estos pensamientos se intercalaban con las voces de los policías que le gritaban mientras la seguían agrediendo “Ya valiste verga”, “Órale, para que no estén haciendo sus mamadas”.
El atiborramiento de los vagones, normalmente molesto, se vuelve un ambiente seguro, entusiasta y con un sentimiento de apoyo, se sientan hasta dos chicas por asiento y cada que entra una mujer ajena a la marcha, son recibidas con aplausos, golpes, gritos y consignas "¡La que entre maaaarcha!". Todas son parte del contingente de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, para muchas es la primera marcha a la que asisten, y a juzgar por la cantidad de figuras verdes y moradas que tienen pintadas en cara y cuerpo, están muy emocionadas.
Al salir del metro todas se reúnen a tomar agua, analizar la ruta de la marcha, compartir bloqueador, amarrarse las agujetas, prestarse ligas para el cabello, retocar algunas pancartas con pintura negra y anotarse con un plumón negro indeleble en el brazo, pierna y/o abdomen su nombre, tipo de sangre y el número de algún contacto de emergencia.
Antes de avanzar e incorporarse a la inmensidad de 80 mil mujeres, repasan los puntos importantes: siempre ir en bola, llevar una identificación, no dejarse encapsular o separar del contingente, administrar la batería del celular y compartir ubicación con amigos o familiares. La emoción se pausa y se ponen alerta, todas conocen los riesgos que implican asistir a una marcha y el botiquín de primeros auxilios que llevan algunas chicas en las mochilas lo confirman.
“A diferencia de antes de la pandemia, este año había muchísimas menos mujeres y más violencia, muchas me contaron que los policías golpearon a las manifestantes. La verdad es que a veces hay muchos infiltrados y siempre hay mucho coraje y odio hacia las feministas. En la última marcha una chica se acercó al muro de Palacio Nacional con ninguna intención de hacer algo y le aventaron gas a los ojos, no pudo abrir los ojos por 30 minutos” comenta Irene Martínez, víctima de violencia policial en diversas marchas, fotógrafa, estudiante de la UAM-Xochimilco y asistente a las movilizaciones desde 2017.
Las personas infiltradas en las marchas son difíciles de ubicar, puesto que se les confunde con el bloque negro de los contingentes: chicas de diversas edades, altura y composición corporal que visten de negro y se tapan la cara, ponen cuerpo y alma para proteger la marcha de cualquier ataque de la policía, en ocasiones son las encargadas de hacer pintas y romper y quemar cosas.
-”Las verdaderas feministas no se cubren la cara” grita una mujer de mediana edad con un sombrero de paja, paliacate morado y una playera verde.
Ximena, la chica encapuchada, se voltea y se baja furiosamente la parte de la playera negra que le cubre la nariz y boca y exclama “¡Aquí está mi cara señora! ¡Aquí está”
-Las verdaderas feministas no se cubren, no tienen que hacerlo
Ximena rompe en llanto y exclama en medio de un lamento “Tienen una carpeta con mi nombre…”
Gintare Álvarez y Aura Macías tosen mientras se cubren los ojos, a pesar de que les advirtieron de los efectos del gas lacrimógeno nunca creyeron que sería así de potente, la garganta se les cierra y los ojos les lloran como cuando asan chiles. El gas que sale de todos lados y ninguno en específico, se mezcla con el humo que desprende una lona quemada por mujeres feministas, (esta pertenece a un grupo provida que esperaba a las manifestantes afuera de la Iglesia Metropolitana de la Ciudad de México) y los restos de la Nieve Carbónica expulsado por un extintor de la Brigada Marabunta que apunta hacia una camioneta de la policía, ha sido prendida en fuego después de romperle los vidrios.
De acuerdo con datos de INEGI 10 mujeres son asesinadas todos los días, en un México donde es poco probable que este número baje, tanto feministas, televidentes, policías y gobierno saben que nuestro país dista de alguna realidad en el que las marchas se lleven a cabo de manera pacífica y los feminicidios sólo sean un mal recuerdo.
Aura, de antemano te felicito por este texto. No sé si es el mejor que te he leído, pero no tengo duda que está entre los mejores. Por ahí en un principio me costó entender la referencia de la escena inicial de tu crónica, pero con el andar de los párrafos lo entendí.
Más allá de los errores que encontré en tu redacción, y que comparto a continuación, creo que tienes un buen manejo en cuanto al hilo conductor y la descripción de los escenarios que muestras en la crónica, el detalle que veo está justo de cara al cierre. En un momento vuelvo a ello después de los errores:
"La Prensa" (Recuerda que los nombres de publicaciones se escriben…