Estafa e intento de asalto gracias a marketplace
- fjcanonieto
- May 6, 2021
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Cano Nieto Francisco Javier
En México los asaltos, estafas y robos han estado a la orden del día. Con la pandemia de COVID-19, y la recuperación de las actividades económicas con el cambio de semáforo, aumentó la delincuencia a lo largo de todo el país. En cuestión de segundos pudo cambiar la vida de Fernando Salazar González, joven de 21 años, que vio congelado el tiempo cuando un hombre apuntó hacia el auto donde viajaban él, su madre y un amigo del trabajo.
Ese día parecía normal en la vida de Fernando, despertó temprano, desayunó con su madre y hermano menor, y posteriormente se fue a entrenar futbol. La diferencia era que después de su entrenamiento, Lourdes, su madre, iría junto con un compañero del trabajo a recogerlo e irían por un refrigerador que el chico había visto “muy barato” en una publicación de Marketplace en Facebook.
Marketplace, plataforma de la red social Facebook, donde negocios locales y emprendedores han visto la oportunidad de aumentar sus ingresos. Dedicada a las ventas online entre usuarios, desde ropa, tecnología, accesorios, servicios o incluso vehículos e inmuebles. No obstante, al no ser necesario un registro, también se ha visto como un mercado en línea con la posibilidad para robar o estafar.
La Familia de Salazar González sufrió durante la pandemia, su madre tuvo que trabajar horas extra para poder estar al día con las compras de la casa. Por esto Fernando decidió trabajar por las tardes en una cafetería cercana a su hogar para apoyar a su madre.
Al estar próximo el cumpleaños de doña Lourdes, Fernando tuvo una idea: juntar el dinero suficiente para comprar un refrigerador de segunda mano y cambiar el que ya tenían. Después de trabajar mes y medio, el joven tenía 4,500 pesos ahorrados. “La verdad, yo no sé cómo sean las compras en línea, pero tengo un amigo que vende ropa por Marketplace, así que quise ver ahí. Después de checar algunas publicaciones, me encontré con un sujeto que vendía un refri en 3,200 y según lo daba barato porque no nos lo podía enviar”.
No podía perderse de esa “oferta” y contactó con el vendedor en cuestión, aquel hombre le dijo que para entregar el producto debía recibir un depósito inicial de 1,600 pesos, y que los otros 1,600 los debía pagar al momento que le diera el producto en un punto intermedio. Fernando accedió al trato y depositó la cantidad solicitada en cuanto le mandaron los datos de la cuenta bancaria.
“Como el chavo no me ofreció el flete, quedamos en que yo iba a recoger el refri, y necesitaba una camioneta para recogerlo porque obvio no cabe en el coche de mi mamá. Entonces le hablé a Luis, que es un compañero de mi mamá y amigo de nosotros. Él tenía una camioneta Pick Up, así que se la pedí prestada porque el refri podía ir paradito que es lo más recomendado”.
“El pedo estuvo en que ese día, el chavo este no llegó. Le mandé un montón de mensajes en ese momento. Pasó una hora, luego dos y al final mejor me fui, para que mi mamá no se diera cuenta de que no había llegado”.
Aunque pareció que ya no tendría contacto con el “vendedor”, Fernando aún podía mandarle mensajes por Messenger. Tuvieron que pasar dos días para que el domingo volviera a tener noticias sobre el producto que quería: “Me dijo que había tenido problemas con su coche, la verdad algo en mí no le creía, pero como ya había pagado una parte y no me bloqueó, yo tenía mis esperanzas aún vivas. Al final quedamos en que sería el lunes a la misma hora”.
Nuevamente Fernando pidió prestada la camioneta a Luis, quien se la prestó con la condición de que él y Lourdes fueran también. Una vez confirmado que sí podrían verse, Fernando, al ser inexperto en ventas, le dio entre los datos la descripción de la camioneta Pick Up al vendedor.
Llegado el lunes, doña Lourdes y Luis pidieron permiso para salir temprano, pasaron por Fernando y fueron con él como conductor al punto acordado en Avenida Alta Tensión. A punto de llegar, un auto en el carril de a lado se les emparejó, el copiloto gritó “párate culero” y asomó una pistola por la ventana, apuntando hacia Fernando.
En ese instante, Fernando frenó de golpe y se metieron en la primera calle que encontraron. “Fue como una escena de 'Rápido y Furioso', la verdad nunca pensé que algo así de extremo fuera a pasar. Cuando el wey sacó su pistola no supe que hacer y pisé el freno lo más duro que pude, por suerte no había alguien atrás. Luego luego nos cambiamos de carril y nos metimos a la primera calle que vimos, después nos metimos en más y más calles al azar para que no nos pudieran seguir”.
Con todo lo que pasó, habían olvidado la idea de recoger el refrigerador. Fernando le escribió al “vendedor” para avisarle por qué no pudieron verse ese día; sin embargo, la persona con la que había hecho el trato borró su publicación de Facebook y dio de baja la cuenta. Doña Lourdes no se enteró que su hijo había depositado una parte del dinero, ella nunca conoció al “vendedor de refrigeradores”.
“Al final ya no supe qué pasó con este cabrón, me metí a checar la publicación del refri y ya no estaba, y su cuenta tampoco. Me alegra no haberle depositado todo de un jalón. Obviamente no le dije a mi mamá que para comprar el refrigerador le deposité 1,600 pesos, tampoco quiero que me tenga en un concepto de 'pendejo', a los pocos días le dije que el vendedor me dijo que como no habíamos ido, se lo vendió a alguien más”.
Con la pandemia de COVID-19 las compras por internet incrementaron, así como la inseguridad en este ámbito. Son muchas las personas que pasaron y que pasarán por situaciones parecidas a la de Fernando y su mamá. Mientras Facebook no tenga mayor control de lo que sucede en su Marketplace, las estafas seguirán quedando impunes. Las recomendaciones se mantienen: no proporcionar datos de la vida privada, realizar el encuentro en un lugar público e iluminado y poner atención en los precios de los productos.
Hola, Francisco, tu crónica podría haber sido sin ningún problema de 10, pero haya algunos detalles donde creo que no lograste tu cometido. El primero de ellos es la entrada, tienes al menos dos o tres ideas que no están bien enlazadas entre sí.
Comenzaste con la frase cliché "a la orden del día" y hablaste de cómo aumentó la delincuencia en la pandemia pero, ¿cómo sustentas eso? ¿dónde quedaron los datos duros? Por otro lado, pudiste haber puesto lo del protagonista de tu crónica en el segundo párrafo.
Asimismo, hay algunas partes de las citas que son repetitivas o podrías editarlas. Por ejemplo, cuando repite "dijo" una y otra vez; o cuando cuentas que ya no encontró la publicación…