El día en que Japón se detuvo
- Miriam Rodríguez
- Apr 16, 2021
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11 de marzo de 2011. A 370 km al noreste de la ciudad más grande y poblada del planeta, en Sendai, Japón, el terror comenzó a inundar a todos los ciudadanos nipones y alrededores aledaños. En cuestión de segundos, la placa tectónica del Pacífico y la Norteamericana chocaron debajo del mar y con ello, la vida de miles de personas se fue en un abrir y cerrar de ojos.
La prefectura de Miyagi, adornada con elevadas montañas verdosas y cielos esplendorosos, seguía su curso con normalidad como cualquier día. Los ciudadanos paseaban en las calles en autos y bicicletas, los niños en el colegio, los adultos de compras, en restaurantes y en sus casas. Todo en apariencia iba bien. Lo que no se imaginaban era que su vida cambiaría por completo.
14:46. Seis minutos de pavor y destrucción parecieron una eternidad. El piso gruñó y los edificios, las casas, los postes, autos y cables comenzaron a moverse como bailarines profesionales; los vidrios se rompían y las cosas de los estantes de las oficinas se caían por doquier. La gente se refugiaba donde podía: unos debajo de las mesas y otros salían de sus hogares. En las calles, la gente se derrumbaba en el piso. La cara de los nipones era de horror y muchos oprimían gritos ahogados. “Oh, sugoidesune”, exclamaba un ciudadano que filmaba con su dispositivo móvil.
De inmediato, las alarmas de emergencia por Tsunami comenzaron a sonar por toda la ciudad. Sin pensarlo, los japoneses corrieron por sus vidas a refugiarse a los edificios altos y a las zonas montañosas más altas de la prefectura. El tiempo valía oro. Muchas personas se caían del pánico, sus pies no responden ante lo que se iban a enfrentar.
15:20. El sismo de magnitud 9,1 en la escala de Richter fue demasiado violento que el mar se unió al escenario catastrófico que se vivía. La gente apenas se recuperaba del susto cuando de repente, olas de hasta 14 m de altura se formaron en el mar e impactaron en la costa Este de Sendai y demás prefecturas cercanas al epicentro. En minutos, el agua comenzó a entrar a las calles de lo que alguna vez fue una ciudad arrasando con todo a su paso: casas, autos, objetos materiales y seres humanos.
15:42. Cuando todo parecía haber terminado, las cosas empeoraron aún más. En la prefectura de Fukushima, el tsunami se acercó a la planta nuclear que abastece de luz a gran parte de la población, provocando una explosión de nitrógeno y la liberación de radiación a la atmósfera. La gente tuvo que evacuar y dejar su vida.
“¿Qué vamos a hacer ahora?”, señala un adulto de la tercera edad que vestía con una chamarra negra. El sobreviviente, que se refugió en la azotea de un edificio alto, recorre la zona devastada por el desastre natural días después de lo ocurrido. El panorama era impactante. El cielo nubloso adornaba el paisaje en medio de miles de escombros de lo que quedó de las casas destruidas, lo único que había era el edificio que le salvó la vida a él y otros ciudadanos.
“Esta es mi casa, aquí está mi hogar”, menciona el sobreviviente parándose sobre los restos de una tarima de madera. Su rostro expresaba tristeza. El devastador desastre se llevó la vida de 15 893 personas además de que 2556 desaparecieron y 6152 resultaron heridos. El futuro de los nipones afectados era sombrío, este suceso les quitó todo el esfuerzo que habían construido en años y el recuerdo de sus amigos, colegas y familiares. Todo en cuestión de minutos.
Miriam, me vi muy tentado a poner 8 a tu trabajo, pero hay algo que destaco mucho: el lenguaje sencillo que utilizas. Aunque parezca insignificante, eso es bueno porque haces simple el entendimiento del lector con respecto al texto; no obstante, hay algunos elementos que no son tan positivos.
Comenzaré con los errores que encontré en tu trabajo; no son muchos, pero el primero sí me resulta importante. Asimismo, ojo con algunas analogías que tienes, son buenas pero también pueden caer en la categoría de frases clichés. Cuidado también con la precisión del lenguaje que utilizas, no creo que sea el mejor en algunos de tus párrafos.
<<“Oh, sugoidesune”>> (Con el debido respeto, ¿por qué das por hecho que el…