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32 años más tarde

  • fernandosahidgp
  • Apr 16, 2021
  • 3 min read

La tragedia de hace 32 años se repite con una diferencia de 6 horas y la pérdida de 369 personas pesa en los corazones de familias mexicanas. Tan sólo en la Ciudad de México 44 edificios cedieron ante la fuerza del movimiento de la tierra, los cuales perturban la calidad del aire y fomenta el pánico entre las personas. Bajo el polvo agobiante se encuentran diferentes grupos de médicos, rescatistas, voluntarios y familiares que se unen en la búsqueda de sus iguales bajo los escombros que ocultan la identidad de cada uno.


Tan sólo dos horas antes de presentarse este suceso, millones de empleados de diferentes entidades oficiales y de empresas privadas, así como estudiantes de cualquier nivel educativo, salieron a la calle o a puntos estratégicos el martes 19 de septiembre del 2017 a las 11.00 a.m. con el motivo de participar en el tradicional simulacro anual, un recordatorio de los edificios colapsados en 1985 y de ejércitos ciudadanos improvisados en brigadas de rescate, escenas que habrían de repetirse tan sólo 2 horas más tarde.


Una intensidad de 7.1 con epicentro en la zona limítrofe entre Puebla y Morelos deja 5 mil 765 viviendas dañadas solo en la CDMX; en las calles con inmuebles afectados, se vuelve común ver a personas con ropa extra apenas tomada del ropero o con algún aparato electrónico, protegiendo lo poco o mucho que lograron recoger de sus hogares debido a la inestabilidad de las estructuras; un total 2 mil 273 construcciones se perdieron en el incidente.


Dentro de la Colonia Roma, a principios de la Av. Álvaro Obregón y la calle Huichapan; se encuentra en pie menos de la mitad de lo que fue el edificio Álvaro Obregón 286, un conjunto de oficinas en el cual permanecieron atrapadas 54 personas bajo los escombros.


Mientras tanto en el exterior, socorristas, rescatistas, militares, marinos y voluntarios acarrean escombros organizándose en filas, otros más reciben y distribuyen víveres, material médico, herramientas y toda la ayuda necesaria con tal de poner a salvo la vida de lxs mexicanxs.


Al mismo tiempo, se coordina una media filiación en donde juntan fotografías y datos como el peso, la edad o incluso la ropa que portaban las personas aquel día con el fin de facilitar el proceso de identificación de las y los afectados, al encontrar un cuerpo entre las ruinas. En total, 49 cuerpos salieron de los escombros sin vida, el mayor número de víctimas concentrado en un sólo lugar.


El contexto es muy similar al que se vive en la colonia Nueva Oriental Coapa, específicamente sobre la calle Rancho Tamboreo en el Colegio Enrique Rébsamen. De su estructura compuesta por 3 edificios, dos de ellos se derrumbaron, uno de forma parcial y otro reducido a una montaña de sólo algunos metros de ruinas, dejando atrapados a estudiantes y maestros.


Tanto encima como alrededor de los escombros las personas se protegen con cascos de construcción o inclusive de bicicleta, con cubrebocas o playeras atadas al cuello que los protejan del polvo debido al movimiento de trozos de concreto, de varillas, de madera, de ruinas. En estos escenarios el uso de palas, picos y cubetas resultan las herramientas comunes entre los voluntarios para avanzar lo más rápido posible en el rescate.


El puño alzado, símbolo de resistencia y de solidaridad, es utilizado por los rescatistas para pedir a los presentes guardar silencio al detectar algún sonido que indicara vida; al observar que uno alza el puño, el resto de personas a su alrededor lo replica con la misma esperanza colectiva de hallar una vida. En lo que respecta al Colegio Rébsamen, 19 niños y 7 adultos perdieron la misma.


Los escenarios se repiten con mayor incidencia en la colonia Roma Norte, Condesa, Del Valle, Portales, Narvarte y San Gregorio Atlapulco por mencionar algunas; el pueblo mexicano se hermana ante la desgracia como pocas veces se ha visto, dejando de lado las diferencias y enfocándose en el bienestar de un tercero; contexto que desvela la incógnita de si ¿La tragedia y la pérdida es necesaria para la unidad?


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1 Comment


bernardo uribe
bernardo uribe
Apr 20, 2021

En tu primer párrafo hay varios errores de signos de puntuación y en la concordancia de las palabras.

Los errores de puntuación están presentes en casi toda la crónica.


A pesar de eso, el texto tiene un ritmo muy elocuente y se desarrolla con fluidez, pero hizo falta más elementos narrativos, no hay un hilo conductor claro y el texto se lee más como una opinión de lo que sucesión, más que una recreación de un hecho.


CALIFICACIÓN: 8.5

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